Autor: Arturo Pérez Reverte
Publicación: 1990
Julia, una joven y brillante restauradora de obras de arte, recibe el encargo de estudiar y restaurar un cuadro, por parte de Menchu Roch, una galerista. La obra es una tabla flamenca del siglo XV de Peter Van Huys, titulada La partida de ajedrez, propiedad de un anciano, Manuel Belmonte, que quiere venderlo en una subasta.
El cuadro posee ciertas peculiaridades que obligan a la protagonista, Julia, a investigar la historia de la tabla junto con otros personajes, como la propia Menchu, César Ortiz de Pozas, anticuario y amigo de Julia, Álvaro Ortega, catedrático especializado en Historia y arte, y Muñoz, un gran jugador de ajedrez.
A medida que se van conociendo más datos sobre la historia que narra el cuadro, la trama se va complicando y ocurren sucesos inesperados.
Recuerdo perfectamente que este libro lo leí a finales de septiembre de 1997... Acababa de llegar de pasar un horroroso verano en el pueblo de mis padres, Guadalema de los Quintero, aunque también tuvo sus cosas buenas.
Ese año yo tenía solo dos asignaturas en el instituto, así que pasaba mucho tiempo en la cafetería con Cefe y Antonio... Uno de esos ratos en que estaba sentada en una de las 2 mesas que había en la cafetería, fumándome un cigarrito y leyendo, haciendo tiempo para que llegara la clase de historia o literatura, se me sentó enfrente una "tía borde" y me dijo... "¿te cuento el final?". Yo la fulmine con la mirada, claro, pero intenté no ser demasiado brusca al contestarle...
A partir de ese día, cada mañana se sentaba conmigo, negándome el derecho al autismo que yo me había auto-impuesto. Al principio hasta me molestaba un poco, porque no me dejaba leer sola, que era lo que me apetecía, pero al poco tiempo la fui tolerando, y hasta llegó a gustarme su compañía... Fueron muchas horas ganadas (que no perdidas), Sovereigns, Palaces (entre otras marcas baratas del momento) y muchos “indios mosqueaos” y sacatabacos muertos...
Ese fue el punto de partida, pero despues vinieron largas tardes de "flotantes" en la Milán, lloreras por los rincones, risas histéricas, y muchas historias más, algunas que se pueden contar y otras que no, ¿verdad? :D
Ese año no sería un buen año, pero al menos no estuve sola...
Bueno, ya no doy más la brasa... nos leemos por aquí...
PD: El libro me encantó, y lo recomiendo, claro...